Mujeres, abuelas, madres, hijas, nietas, sobrinas..., ¡feliz día! Un día para recordar el papel y la dignidad de las mujeres en el proceso de conciencia de su valor humano dentro de la sociedad. Un día para contestar, para registrar, y despertar el mundo para la importancia de la actuación de la mujer en todos los ámbitos. Un día es poco para celebrar una lucha constante, diaria, y sin descanso. Un día es poco para reconocer la participación de las mujeres en la construcción de una familia, en la conquista del mercado de trabajo, en la lucha por su libertad de pensamiento, de elección, y de ocupar un espacio a que tiene derecho.
Este día específico para las mujeres se debe a un trágico hecho que ocurrió en los Estados Unidos, en el año 1857. El día 8 de marzo de este año, las mujeres que trabajaban en una fábrica textil de Nueva York, resolvieron parar de trabajar como protesta a sus precarias condiciones de trabajo. Esa era la primera vez que las mujeres se unían para reivindicar mejoras y, por lo tanto, sus derechos. Ellas pedían la reducción del horario de trabajo diario que era de 16 horas, para 10 horas diarias. Además, por trabajar esas horas, ellas percibían apenas un tercio del sueldo que recibían los hombres. Pero la rebelión fue contenida de forma violenta. Años después, en 1910, durante una conferencia internacional de las mujeres realizada en Dinamarca, surgió la idea de crear una fecha específica para homenajear a las operarias muertas en la fábrica textil. Y así fue que en 1975, la Asamblea General de las Organizaciones de Naciones Unidas (ONU) decidió decretar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.
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